sábado, 20 de marzo de 2010

GRUPETA FORUM. Vuelta a Tirgo: Viento, viento y más viento.

Todavía no entiendo muy bien, por qué a esta vuelta se le llama en la Grupeta la Milán-Kutxo-Vitoria, pero lo cierto es que es uno de los recorridos que más se comentan, y también, sí, por qué no decirlo, uno de los días en los más riesgos tomamos.
Este año, que por “casualidad” coincidía con la auténtica Milán-San Remo, no iba a ser menos, ya que el Dios Eolo nos había dejado bien claro desde el mismo principio que iba a soplar como en pocas ocasiones. La vuelta empieza tranquila, demasiado tranquila, cómo últimamente viene siendo habitual, pero en este caso se ve claramente que nadie quiere gastar ni un gramo de más. Así que si en un día normal hay pocos voluntarios para tirar del carro, hoy es un escaqueo continuo, y son dos de las locomotoras más habituales las que se van tragando todo el aire.
Una especie de Fórmula 1 disfrazado de tractor nos adelanta camino de Berantevilla, y rompe la armonía de los tiradores oficiales. Aprovechando el bendito rebufo alguno viaja en butaca durante unos kilómetros, y ¡hasta luego Lucas! Cómo no paren ya nos les vemos el pelo….
Después de pasar Miranda, se empieza a subir un puerto cuyo nombre nunca quiero acordarme, y si por si todavía teníamos alguna duda (que ya no la teníamos), el viento nos obliga a desempolvar las coronas grandes. Con más pena que gloria se llega arriba, se gira un poquito a la izquierda, el viento entra de costado, y como todos los años: ¡Maricón el último!
Para mí la situación no es agradable, y sólo al capitán "Murgoso" que había mostrado pronto sus cartas apareciendo con piernas de guerra -y a algún otro-, se les ve en su salsa con una más que delatante sonrisa picaresca. Aunque pronto nos quedamos un grupo pequeño, seguimos haciendo el animal, con situaciones que al recordarlas tranquilamente en casa, hacen que se me revuelva el estómago. No todos tenemos el mismo dominio de la bici, ocupamos en ocasiones los dos carriles, y el mínimo descuido es suficiente para liarla bien gorda. Pero en lo puramente “deportivo”, Álex, que se ha dado la vuelta para venir a divertirse por detrás, aprieta la tuerca un poquito más (y eso que sólo hace spinning…., ¡menos mal!) en el grupito bien avenido en el que íbamos. Sale también Alfredo, que cada día va mejor, y yo un poquito más tarde. Lo doy todo para llegar a su rueda, y cuando llego, lo lógico, aguanto un minuto y mis piernas dicen basta. Espero al grupeto de atrás donde Manu (por él que no pasan los años) viene poniendo orden. Gracias a sus inagotables triquiñuelas (no sólo hay zorros por delante) nos lleva hasta los primeros en Casalareina.
Creíamos que a partir de aquí, las aguas volverían a su cauce, pero Aitor ha cogido la bici con demasiadas ganas y no deja de torturarnos una y otra vez (y eso que es el segundo día que coge la bici…) Llegamos a Kutxo totalmente rotos, bueno no generalizaré, llego a Kutxo totalmente roto, y nada más empezar se desata la caja de Pandora que no dejará de tronar hasta coronar Zaldiaran. Paradójicamente, adelante los que apenas han andado, y por detrás todo un rosario, habrá que dejar de entrenar….
Bajando ya tranquilamente hacia Vitoria, se empieza a pasar el parte de guerra, con los ojos ensangrentados y las piernas no obedeciendo las órdenes que llegan del cerebro, algunos todavía quieren más y alargan la excursión. No comprendo muy bien de dónde puede venir esa satisfacción que siento al llegar a casa completamente fundido; he disfrutado, me lo he pasado bien, pero ya en frío pienso que lo mejor sería quitar esta vuelta del calendario.