viernes, 4 de septiembre de 2009

Pedro Delgado 2009. De como una bonita marcha cicloturista se convierte en un lamentable espectaculo

Viernes, 4 de Septiembre de 2009



Bueno, pues nada. Mi hermano se ha decidido a crear este blog donde os intentaremos contar nuestras vivencias dentro de este mundillo. Si habeis leido su cronica de la subida que hizo este verano al Angliru, os dareis cuenta que se le da mucho mejor que a mi esto de los relatos, pero bueno ya iremos aprendiendo.



Y para empezar me apetece contaros mi desagradable experiencia en la Marcha Cicloturista Pedro Delgado de este año.









Todos los años vamos la familia a Segovia, pero éste, mi mujer decidio quedarse con Aitor en casa para no sacarle de la rutina de siestas y demás, asi que decidimos ir mi hermano y yo solos.

Llegamos a Segovia el sábado a primera hora de la tarde. Fuimos al polideportivo a recojer dorsales y ver el ambientillo, que es lo mas bonito. Vuelta al hotel, ducha y a descansar un ratillo. Mas tarde el tipico paseo por Segovia para tomar una cerveza en sus extraordinarias terrazas y ver a casi todos los participantes haciendo algo parecido.


Tengo muy buenas experiencias de esta marcha. Siempre he disfrutado mucho de su recorrido y ambiente. Habré participado en unas diez ediciones, teniendo la suerte de haber llegado el primero en más de una ocasión. La que mejores recuerdos me trae fue en 2007, donde mi compañero de equipo Felix Valcarcel y yo nos quedamos solos ya en Navacerrada y fuimos capaces de hacer todo el recorrido en solitario y llegar los primeros. Fue realmente bonito.

En 2008 tambien fue muy especial. Mi compañero Javi Minguez se encontraba en la UCI, despues de haber sufrido un grave atropello mientras entrenaba y se estaba debatiendo entre la vida y la muerte. Pude llegar el primero nuevamente, con lágrimas en los ojos, acordandome de el y de su familia y le pude dedicar la victoria. Perico se portó fenomenal y me firmo un maillot para regalarselo.

Al final todo ha salido bien. Javi se está recuperando fenomenalmente y ya ha dado sus primeras pedaladas de nuevo.


Pero bueno, vamos al tema. Esta edicion de 2009 se presentaba para mi como un reto, pues no sabia si iba a ser capaz de llegar el primero de nuevo. Tenía mis dudas, pues ha sido un año un poquito complicado para mi. Me operaron en invierno y me ha costado mas de la cuenta sentirme a gusto en la bici de nuevo, pero bueno, gracias al apoyo de mi familia he ido tirando p´alante.


En la salida, las sensaciones no son malas. Tampoco geniales como estos años atras, pero aceptables. Hace calor desde primera hora. Record de participantes, casi 1800. Ya en Navacerrada me doy cuenta del nivel. Muchos aficionados, algun pro, los master que ya nos conocemos y cicloturistas de muy buen nivel. Subimos a buen ritmo y ya se selecciona el grupito aunque no mucho. En la bajada reagrupamiento de unas 100 unidades. En Morcuera mas de lo mismo. Ritmo alto, se selecciona el grupito y el posterior reagrupamiento. Ya empiezo a notar algo diferente en la gente. Todo el mundo se desentiende, nadie quiere dar la cara y colaborar a llevar un ritmo para que sea todo mas facil. Yo sigo a lo mio, tirando lo que puedo, hasto que me harto de ser siempre el tonto de turno y me relajo en el gran grupo hasta el ultimo puerto. Ningun año hemos llegado tanta gente al ultimo puerto.
En Navafria me decido a apretar a tope. Me propongo hacer un test y me da igual quien me siga. Nos quedamos solamente 4 , creo que un par de amateurs, otro cicloturista valenciano y yo. Coronamos con bastante diferencia y nos entendemos muy bien entre los cuatro. Me da la impresion que somos quienes llegaremos a Segovia...... iluso de mi. Dos profesionales, uno del Caisse y otro del Fuji, traen a rueda a un grupito hasta cogernos. Luego se paran y se ponen a rueda.... Creo que se estan riendo de nosotros, los cicloturistas. Me ahorro mi opinion sobre su actitud, lo dejo para cada uno...
A esto le unimos gente que no le he visto en toda la marcha y ahora van fortisimos, con el coche de equipo al lado.... adivinar vosotros como han llegado hasta aqui.....
Total, que nos plantamos a falta de 20 kilometros un grupito de unos 10 corredores. Ahi empieza la fiesta. Los que han venido a rueda de los magnificos pros empiezan a arrancar. Se marchan dos corredores. Nadie quiere pasar para llevar un ritmillo. Tiro yo casi todo el rato. Los dos "Corredor" que han aparecido a ultima hora dicen que van mal.... Llegamos a La Granja. Arranca otro. Se va solo. Yo sigo a mi ritmo con todos estos a rueda. Cuando cojemos la carretera a Segovia y con el trafico abierto, otro corredor va y arranca por el arcen izquierdo con los coches de frente. Yo estoy flipando, siento verguenza ajena. Tanto la organizacion como la guardia civil no dan credito a lo que estan viendo. Yo me relajo, sigo por el arcen derecho sin importarme nada mas.
En la ultima rotonda antes de entrar al polideportivo arrancan los dos "Corredor" que aparecieron de la nada y que iban tan mal. En 200 mts, nos sacan casi medio minuto.
Al final llegaron los 2 solos que arrancaron antes de la Granja. Tercero hizo Sevillano, que arranco despues de la Granja. Cuarto y quinto los que aparecieron de la nada. Sexto uno de los que habia coronado Navafria conmigo y que flipaba tambien... Septimo hice yo y octavo el otro que habia coronado con nosotros.
En fin, creo que sobran las palabras. Es el primer año que me marcho de Segovia con un sabor agridulce. Espero olvidarlo pronto y volver a disfrutar.

jueves, 27 de agosto de 2009

CARA A CARA CON EL ANGLIRU: CRÓNICA DE UN SUFRIMIENTO ANUNCIADO

Siete de la mañana del lunes 10 de Agosto de 2009. Por fin suena el despertador al que ansiosamente, con los ojos ya abiertos y la mente en otro sitio, llevaba esperando media hora. Por fin me vuelvo a encontrar con el gran coloso, el Olimpo de los ciclistas lo llaman. Desayuno un poco, sin hacer mucho ruido para no despertar a la famila, y parto hacia Riosa con unas ganas locas de empezar a dar pedales. Al llegar, café en el único bar que está abierto a esas horas. Me siento nervioso, la misma sensación de ansiedad que te invade antes de las grandes citas para las cuales te has preparado y motivado durante mucho tiempo. Aprovecho para recordar lo acontecido la última vez que nos vimos las caras; agotado por el esfuerzo tras casi una hora de agonía, un nevero me cortó el paso antes de las rampas más duras. Retirada a tiempo. Hoy sé que probablemente con el desarrollo que llevaba no hubiese podido con él. ¡Gracias nevero!. Me juré que volvería mejor equipado para la contienda y monté un 34x27 con expectativas de no usarlo, de guardar una bala en la recámara por si acaso, ¡iluso de mí! Me visto y empiezo a rodar, no puedo evitar girar la cabeza y mirar al gigante contínuamente. Me desafía, me reta. Harto de tantas provocaciones, decido aceptar el envite y encaro la confrontación tras una escasa y angustiosa hora de calentamiento y rodaje. Las sensaciones son buenas, estoy en un buen momento de forma y subo ágil. Me aprovecho del desarrollo que he montado para la ocasión, pero de momento no necesito los “platos” que he puesto en la rueda de atrás. Llego al área recreativa fresco; empieza la fiesta. Las pintadas en el suelo me recuerdan donde estoy. Ir leyendo es una buena estrategia para no mirar a los postes que van marcando los kilómetros y porcentajes: “Contador number one, Armstrong dedícate a hacer pulseras” reza una de ellas. No la comparto pero me hace gracia. El americano, nos guste o no, es un gran campeón que ha dado mucho al ciclismo. “Iñigo Cuesta 15 vueltas a España” otro gran campeón muchas veces en la sombra, aunque por suerte se le reconoce su trabajo. Así voy pasando rampas del 22 y 20%, las zonas de Les Cabanes y Les Picones, duras. Con el 25 ya metido y pensando como la última vez había podido llegar hasta allí con “sólo” un 23. Un señor con un todoterreno se para para verme pasar, me anima y me dice que enseguida viene otra vez a verme, ¡que gente más agradable hay por aquí! ¡Horror! Aunque los pensamientos me han sacado fuera de la carretera, me doy cuenta que voy medio “trancado”, tengo que poner toda la carne en el asador y “engranar” el 27, ¡sí! Ese que pensaba no iba a necesitar. Rampas del 22% en la zona de Cobayes. Levanto la cabeza, miro al fondo y veo una recta interminable con una inclinación que me pregunto cómo demonios es posible asfaltar eso. Es la famosa cuña Les Cabres, con un desnivel máximo del 24%, dicen. Tras unos metros de sufrimiento contenido llego al punto donde tuve que echar pie a tierra la última vez que nos habíamos visto (por culpa de la nieve y un nevero, claro ¡gracias nevero!) Me pongo de pie, el corazón lleva ya unos minutos por encima de lo que yo creía era mi frecuencia cardiaca máxima. Aguanto, esta vez a solas, sin artimañas climatológicas o escusas, él o yo. Acaba esta rampa interminable, me siento, recupero un poco de aliento sin aumentar el ritmo y pienso: “ya está”. ¡Error! Apenas me ha dado tiempo de bajar unas pocas pulsaciones y ya veo otra vez porcentajes del 20%: El Avirú. Otra vez arriba sobre los pedales, con el 27 y hasta donde pueda... ¡uf! Parece que suaviza un poco, me da tiempo a ver 1.5 km para la cima y otra “rampona”: Les Piedrusines, pero ¿qué es ésto? Ésta no estaba en las crónicas que había leído, menos mal que alcanzo a ver el final, sufro y la venzo. Ahora sí que me da tiempo a coger un poquito de aire (sin quitar el 27 claro), veo 0.5 km para la cima y otra vez la carretera se encabrita, tampoco estaba esta rampa en la crónicas. Su último intento por vencerme, pero a estas alturas (nunca mejor dicho) no lo vas a conseguir. Lo daré todo, bueno todo lo que me queda porque “todo” hace tiempo que lo dí. Por fín un tramo que pica hacia abajo y al fondo una explanada donde acaba la carretera; el Olimpo de los Dioses no ha tenido más remedio que rendirse, inclinar la cabeza y dejarme pasar. Pero ya no somos él o yo, hemos compartido tanto sufrimiento que nos hemos hermanado, ahora somos dos partes de un mismo todo: el verdadero cicloturismo. Tanto es así que doy la vuelta y vuelvo a subir por Santa Eulalia. Los parajes son de tal belleza que merece la pena el sufrimiento. Eso sí, esta vez con el 27 desde el área recreativa, quiero disfrutar de toda su belleza y ya que nos hemos hecho amigos le voy contando mis pensamientos. Me tengo que callar y nos volvemos a enemistar en la zona más dura, ¿cómo he podido dejarme convencer para volver a subir? ¿no estarás traicionando nuestra amistad y me quieres ver derrotado, no? Tan sólo es una discusión pasajera... Llego arriba y ahora sí, tras cuatro horas largas de pedaleo, mi entrenamiento de hoy ha finalizado; me relajo, saco unas fotos, nos despedimos y no sé si volveremos a vernos, pero seguro que no te olvidaré. En casa me espera la familia, a la que he vuelto a robarles una mañana. Están acostumbrados...